Tuesday, July 04, 2006

Anécdotas ibéricas

Es conocida la anécdota de que, a principios del siglo XX, un toro se escapó en mitad de la ciudad de Madrid y comenzó a correr por la Gran Vía. En ese momento, un afamado torero consiguió cercar al animal y estocarle en mitad de la céntrica calle madrileña, causándole la muerte y previniendo cualquier posible percance.

Lo que no son tan conocidas, son las reacciones de la prensa extranjera a este hecho. Un diario parisino publicó:

"Un toro es dominado en mitad de las calles de Madrid gracias al aprendizaje del toreo que los niños españoles reciben desde pequeños en la escuela".

Pero más fascinante aún era lo que publicaba cierto periódico británico:

"La cuadrilla de toreros de guardia del Ayuntamiento de Madrid consiguió doblegar al animal..."

ANÉCDOTAS DE VALLE INCLÁN.

Valle Inclán era enormemente conocido por vivir en la miseria. Apenas le llegaba para pagarse un café, teniendo que ingeniárselas día tras día para conseguirlo (de hecho, cuando le fue ofrecido cierto cargo en el Ministerio de Cultura, Valle Inclán se autoconcedió una asignación diaria para suministrárselo). De lo único que no se desprendía nunca era de su fiel criado, el cual le protegía de los bofetones que trataban de endilgarle de vez en cuando algún joven literato sobre quien Valle Inclán había lanzado hirientes y mordaces comentarios sobre su obra (lo cual era normal, por otra parte, pues el genio tenía una mala leche que se las gastaba). Sobre su escaso pecunio, se cuenta la anécdota de que el casero subió a casa de Valle Inclán para cobrar el alquiler, escondiéndose el escritor en un armario. Pese a que el criado le indicó al casero que Valle Inclán no se hallaba en la casa, el casero rebuscó y rebuscó hasta por fin encontrarle. Cuando lo hizo, el literato, lejos de mostrarse avergonzado, le espetó:
-Es usted un grosero y un maleducado. Podría encontrarme aquí desnudo, y usted ha abierto la puerta sin tan siquiera llamar.
Además, le encantaba dar la nota. Primo de Rivera prohibió cualquier referencia a los símbolos carlistas, y sólo por llevar la contraria, Valle Inclán salió a la calle vestido con el uniforme carlista y portando una inmensa bandera. Cuando fue encerrado por esta acción, Valle Inclán se dedicó a vociferar, desde los barrotes de la cárcel, a voz en grito, causando gran estupor de todos los transeúntes: "¡Españoles!¡Soy el rey Alfonso XIII!¡Primo me ha secuestrado para obligarme a abdicar en él!¡Liberaaadme!".
Probablemente de esta estancia en la cárcel, junto con la presencia de un poco afortunado aprendiz de escritor ciego, de curiosa y extravagancia personalidad, surgió el núcleo de la obra "Luces de bohemia"...

La importancia de una buena interpretación

En los años 30, a Hollywood se le ocurrió realizar la película Scarface ("Caracortada"), una película sobre la figura de Al Capone, que aún vivía. El actor era George Raft, quien a la postre se convertiría en un experto interpretando el papel de villanos, sobre todo de gángsters.

Pero poco después de finalizar la película, a George Raft, mientras iba caminando por la calle, le asieron dos tipos, uno de cada brazo, y le introdujeron intempestivamente en un coche. En menos de diez minutos, los dos gorilas le habían llevado hasta el despacho del mismísimo Al Capone, el cual tenía enmarcados en las paredes un retrato de George Washington, y otro del hombre que Capone había hecho elegir alcalde de Chicago. Entonces, el terrible gángster señaló a Raft con el dedo y le dijo:
-Me he enterado que habéis hecho una película sobre mí.
Al intérprete le subió y le bajó la nuez varias cuartas.
-Sí...
Capone guardó silencio.
-Al final de esa película, mi personaje muere. Le vas a decir a tus productores que no tienen ni idea, y que al final de la película, el personaje tiene que seguir viviendo, capisci?
George asintió vigorosamente.
-Y otra cosa -añadió el capo-. Durante la película, tú te dedicas a jugar con una moneda de medio dólar, ¿no?
George asintió.
-Es un recurso de actor. En realidad, es una moneda de veinte centavos.
-¡Que sepas -bramó Capone-, que siempre que mis muchachos juegan con una moneda, ésta es por lo menos de un dólar de oro!
Y ya algo más tranquilo, sonrió. Raft le preguntó entonces al hombre que había tenido y tendría en jaque a todo el cuerpo de policía de Chicago y a los otros jefes del hampa durante muchos años:
-Pero Al, ¿te ha gustado la película?
-Sí, claro, George, me ha gustado mucho...