Billy Wilder y frases de cine
Hoy es el centenario del nacimiento de Billy Wilder, uno de los más grandes genios del cine. Su ácida ironía y su agudo sentido del humor tenían que dejar, por supuesto, innumerables perlas de sabiduría y cinismo a partes iguales.
Si vas a decirle la verdad a la gente, mejor intenta ser un poco divertido o te matarán.
Un director debe ser policía, comadrona, psicoanalista, adulador y bastardo.
Sólo hay algo que odie más que el que no me tomen en serio, y es que me tomen demasiado en serio.
Un húngaro es alguien que entra detrás de tí en una puerta giratoria y sale antes que tú.
Si eres director y tienes un mensaje, mejor ve a la oficina de correos.
Después de la Segunda Guerra Mundial le llevaron a Alemania para tratar de levantar el cine de un país destrozado por la guerra. Le pidieron que dirigiera una obra de teatro que se representaba todos los años en un pueblo, obra que reproducía la pasión de Cristo. El problema, es que el papel de Jesús de Nazaret había sido asignado a un reconocido simpatizante nazi.
-¡Claro!-dijo Wilder, en respuesta a si le parecía adecuada la elección del actor-. ¡Si utilizan clavos de verdad!
Podía ser realmente tiránico en ocasiones. En la mítica escena de El Apartamento, Audrey Hepburn muestra una cara cubierta por el pánico al contemplar cómo su hermano en la ficción le pega un puñetazo a Jack Lemmon. La expresión de pavor de la actriz es absolutamente real: Wilder le arreó con una silla en la cabeza a uno de los operarios mientras tenía un cámara grabando la reacción de la actriz con el objeto de captar un genuino instante de terror en su rostro.
Con quien tuvo grandes problemas para rodar, fue con Marilyn Monroe (quien, de paso, tuvo enfermo a todo el rodaje, de tal manera que hasta Tony Curtis declaró que besarse con Marilyn era como hacerlo con Hitler), y en concreto, con su falta de puntualidad. Cuando Monroe se apuntó al Actor´s Studio, el director declaró que no necesitaba clases de interpretación, sino de puntualidad en una relojería suiza. Y al comprobar cómo la actriz no se retrasaba en un encuentro organizado entre varias personalidades del cine y el mandatario soviético Nikita Jrushev, afirmó amargo: "Parece que la única manera de que M. llegue a tiempo es que sea Jrushev el director".
Y hablando de rubias de cine (y sin pretender ofender a las rubias, que ya sabemos que los estereotipos son todos falsos, pero anécdotas como éstas no ayudan a erradicarlos): Jessica Simpson se encuentra actualmente preparando su interpretación en la versión cinematográfica de Los vigilantes de la playa. Como actriz de método que es, se acercó a una de las fiestas de Pamela Anderson para preguntarle algo que la tenía intrigada durante su estudio del papel: "Oye, en las escenas donde corrías por la playa, ¿cómo conseguías hacerlo TAN despacio?".
Pamela Anderson se quedó en shock por la estupidez de la pregunta (repetimos: Pamela Anderson se quedó en shock por la estupidez de la pregunta), y finalmente le explicó en que consiste eso de la cámara lenta. Pero al fin y al cabo no debemos sorprendernos: el proceso de realización de una película es muy complejo, y son realmente muy pocas las que lo comprenden en su totalidad. De hecho, hubo un director que estaba rodando una escena, y debían llevar ya más de cincuenta tomas. Una transeúnte que paseaba por allí le preguntó al susodicho director:
-Oiga, ¿es necesario que hagan tantas tomas de la misma escena?
A lo que el realizador, de manera parsimoniosa, le replicó:
-Señora, ¿sabe usted cuántas salas de cine hay en este país?
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