Veinte años sin Jorge Luis
Veinte años sin luz. Veinte años sin sol. Veinte años, sin laberintos.
Veinte años sin ángeles y sin demonios. Sin recuerdos de Lovecraft ni leves reminiscencias de Martín Fierro. Veinte años sin teólogos malditos ni universos transcritos a fuego en la piel del tigre. Veinte años en los que Tlön, Uqbar, Orbius Tertius, creció a su aire, joven, promiscua y desagradecida, sin acordarse para nada de su primigenio creador. Veinte años en que no significó lo mismo penetrar en las bibliotecas.
Hace más de veinte años, un corresponsal español en Italia, paseando por las lindes del Gran Canal veneciano, encontró como por casualidad al poeta ciego, agarrado del brazo de una mujer, recitando poemas de Federico García Lorca mientras contemplaba a través de sus párpados cerrados el agua...
Decía un texto reciente que hay personas las cuales, tristemente, tan sólo han vivido a través de los libros. Quizás para algunos de nosotros, esto es verdad. No me atrevo a juzgar o no el paramundo en el que algunos de nosotros habitamos: tan sólo diré que mi novia, en nuestro primer San Valentín (a los 3 días de salir), me descubrió a Eduardo Galeano, y con ello me regaló un fragmento de vida entera. Yo puedo enorgullecerme (de hecho, lo hago más que de la mayor parte de los relatos que he podido escribirte), de haberla introducido a Borges.
Pero sería una estupidez publicar epitafios, o sentencias vacuas que de nada servirían. ¿Quíén es capaz de componer un requiém para Beethoven o Mozart? Mejor despedirnos pues, con las palabras del maestro:
El universo, que algunos llaman la biblioteca...
Como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul; como todos, esclavo; también he conocido la omnipotencia, el oprobio, las cárceles. (...) Durante un año de la luna, he sido declarado invisble: gritaba y no me respondían, robaba el pan y no me decapitaban...
Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho, y ese hombre ha muerto)...
O quizás, el verso más valiente, sobre todo por demostrar la única verdad absoluta: que rectificar es de sabios.
"Una tarde vinieron a casa las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo a contarme lo que pasaba. Algunas serían histriónicas, pero yo sentí que muchas venían llorando sinceramente porque uno siente la veracidad. Pobres mujeres tan desdichadas. Esto no quiere decir que sus hijos fueran invariablemente inocentes pero no importa. Todo acusado tiene derecho, al menos, a un fiscal para no hablar de un abogado defensor. Todo acusado tiene derecho a ser juzgado. Cuando me enteré de todo este asunto de los desaparecidos me sentí terriblemente mal. Me dijeron que un general había comentado que si entre cien personas secuestradas, cinco eran culpables, estaba justificada la matanza de las noventa y cinco restantes. ¡Debió ofrecerse él para ser secuestrado, torturado y muerto para probar esa teoría, para dar validez a su argumento!"
3 Comments:
Ahora, le levantan un monumento, le hacen homenajes, reconocimientos póstumos, se dieron cuenta que era alguien apreciado por otros en el mundo, aunque no lo hayan leído; pero antes lo trataron....por lo menos con desconsideración, especialmente algunos medios. Puede ser que haya ocurrido porque él a veces no era feliz en sus declaraciones con contenido político o de actualidad de aquellos años, me refiero a aquellos años posteriores a 1960, y autoridades de antes de aquel entonces siendo uno de los intelectuales más preclaros hasta lo nombraron director del zoológico de buenos aires. Por algo, sus restos, en cumplimiento de una voluntad expresa de él mismo, no descansan en su tierra natal. Yo también me acuerdo de su persona, no porque me entusiasme su literatura que apenas conozco, he le´di poco, unbs poemas, y alguna descripción sobre su vida cuando era bibliotecario, sino porque fuí un vecino, pues vivía en la misma manzana a la vuelta de mi casa, y a veces lo ví pasar caminando ciego por frente de mi casa ayudado por una lazarilla, una mujer más joven que él, otras tuve que concurrir al mismo edificio donde vivía en la calle Maipú pero a otro piso por cierta gestión, y lo veía al pasar que estaba detras del escaparate de la vidriera de una librería que estaba en la galería del Este.
Espero que con Borges no ocurra lo que con el Quijote, que de tanta publicidad van a conseguir que la gente en vez de acercarse a la obra la rehuya. Lo que no me gusta de los centenarios y otras celebraciones literarias es que te imponen qué leer.
-¡Pero si este autor es imprescindible!
-Pues a mi no me gusta
-Hereje.
Creo que la lectura es una experiencia personal, que queda entre la obra y el lector, y que no es obligatorio y necesario que te gusten los "escritores imprescindibles". A mí me gusta Borges, pero no tiene porqué gustarme J.Joyce.
P.D. jovialiste, tienes una buena anécdota que contar a tus nietos ;)
Jovialiste, me parece maravilloso haber entrado en contacto con alguien que tuvo la oportunidad de contemplar a ese hombre que todavía me provoca escalofríos a medianoche. Si no tienes la suerte de acabar en el infierno, le mandaré saludos de tu parte.
Post a Comment
<< Home