Thursday, April 27, 2006

Dedicadas a Eduardo Galeano

DEDICADAS A EDUARDO GALEANO,
o historias contadas a las doce de la noche, justo cuando no dan ganas de levantarse y apuntarlas.
Eos y Emilio Tejera.

1

Un día la serpiente se tumbó a descansar. Y se quedó allí, al sol, durmiendo todo lo larga que era.

Entonces llegó una niña, que iba caminando alegremente por el prado. Vio entonces sobre al hierba una cuerda muy larga, bien estirada; la cogió casi de los extremos, la curvó, y se puso a jugar a la comba con ella.

La serpiente se deja hacer: ha decidido no hacerle nada. Ya está harta de que la gente tenga miedo de ella; por una vez, quiere hacer feliz a los demás.

La niña sonríe, y procura no doblar mucho la cuerda cuando salta. No le gusta hacer daño a los animales.


*

En la sociedad de los cazadores kebal, cuando los hombres se van de caza, las mujeres se anotan una cuenta al cuello por cada día que pasan lejos de sus compañeros.

En el caso de Aristi, su hombre partió hace ya más de doscientos veinte meses lunares, lo que en nuestro tiempo equivale a unos diecisiete años. El collar es tan largo, que le da muchas vueltas al cuello. Le dificulta al caminar, le pesa al andar, y le molesta cuando trata de averiguar si entre las partidas de caza que vuelven de la selva se encuentra su compañero.

Las cuentas del collar le pesan mucho; pero más le pesa su soledad.

*

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